CHUZZ, PELADO, O DE FLANEURETTE Y EL DE BRUNETE

20 marzo 2020

Yo nunca lo haría

El frigo petó esta mañana. Nos levantamos con el soniquete de la alarma. Al mediodía, las cervezas tibias. Pensé que sería sólo la parte de la nevera y que el congelador resistiría. ¡Oh, ilusión!

Pensar que no abandoné mi ciudad atávica por tener la nevera llena. Podrían estar mis zagales trotando por la media hectárea de jardín serrano, pero ahora me veo atado a Madrid y sin poder enfriar siquiera convenientemente las birras.

De momento, supervivencia. Bebidas que se puedan tomar tibias. Un poco de vino, quizás. El grueso de la comida la tengo en casa de mi hermano, cercana pero sin embargo de complicado acceso. Si quiero salir al exterior debo quitarme el pijama y ponerme ropas "para salir allá afuera". Cuando llego, la cerveza está aún caliente, o quizás congelada.

Aún así la vida transcurre en un largo sábado, sucedido de otro. El trabajo no me demanda mucho esfuerzo, pero al final uno no para atendiendo la cocina y la casa.

19 marzo 2020

El piano

Cuentan que en la Alemania nazi muchos judíos que podían haber huido a tiempo no lo hicieron. Raza culta, casi todos tenían pesados pianos en sus casas. ¿Cómo hacer una rápida mudanza con un piano? En mi caso el piano ha sido una nevera llena de comida (que mis tres hijos se encargan de vaciar cada 48 horas) lo que ha evitado que escapase de mi ciudad vírica. Antes de que se declarara el estado de Alarma podía haber escapado a una casa con jardín donde los pequeños pudieran corretear, pero al final debo correr la misma suerte que mis paisanos.

La vida transcurre como en un largo sábado. Los niños se levantan tarde, lo que me da cierto margen de maniobra en una casa vacía. Luego cocina, eventual salida a comprar víveres, llamadas del jefe, atención al correo electrónico, hornear el bizcocho diario... No me quejo, España es una sociedad opulenta. Se puede aguantar varios meses. Si no tienes la enfermedad no hay sufrimiento, pero siempre quedará la cicatriz.