La exposición de Mr. Pollo

Recuerdo el primer día que acudí a la escuela de párvulos, en una Vallecas ancestral. Me sentaron en un pupitre verde desparejado, sin ningún compañero a mano, y la señorita se dirigió a mi y me preguntó si sabía recortar. Con amplia sonrisa le contesté que sí, y armado con unas tijeras especiales para niños, de puntas romas, me lié a hacer recortinches toda la mañana...

Pues bien, os puedo asegurar que por muy docto en la materia que me pensaba ser, un niño llamado Max Ernst me pega mil vueltas. El otro día acudí, acompañado por el Pelao, a su exposición de collages en la fundación Mapfre, “une semaine de bonté”, y os puedo asegurar que este infante recorta a la perfección figuras de libros muy caros, y luego las pega de nuevo, formando cuadros impactantes como hombres con cabeza de gorrión, de pollo, de león o de dragón incluso. El caso es que su madre le debe estar malcriando, porque al parecer no le ha soltado todavía un buen guantazo por todos los libros que debe haber destrozado.

Mr Pollo perseguido por un amigo

Mientras examinaba la obra de este niño se me acercó una señora que miraba atónita las composiciones, de forma que me señalándome dos o tres, me dijó "¡Son depravados!". Yo asentí, y comencé a hablarle del arte depravado y de su persecución por el régimen de Hitler durante los años 30, cuando ella me corrigió "no, no, me refiero a que son grabados". "Ah, sí, son collages", respondí. Bueno, en pureza de términos, se trata de recortinches de libros del siglo XIX, que cuando vera su padre que se los ha destrozado el nene, le va a caer un buen castigo.

Mr Pollo y su novia

Eso sí, mención especial al Comisario de la muestra que ha tenido la feliz idea de pintar de un color distinto cada sala, lo que nos provoca diversas sensaciones al recorrer la muestra, sin necesidad de detenernos a mirar los collages del niño.