Uno conduce alegremente una fresca noche de otoño por una carretera de montaña, pongamos la del Puerto de los Leones. Sobre los pinos cae una espesa niebla que no tarda en envolvernos en su manto blanco. Y aunque uno pone las luces de niebla (¡¡¡nunca las largas, por favor!!!) y circula con la mayor precaución, de repente se encuentra estampando el vehículo contra una vaca de gran tamaño que se había ido a parar justo en medio del carril por el que circulaba plácidamente. 450 kilogramos en canal de deliciosa carne forrada de cuero que ya no podrán aprovechar hambrientos comensales en deliciosas parrilladas. Y el automóvil hecho migas. Y si uno no se parte la crisma ya puede darle gracias a Dios.
Para evitar estos desagradables encuentros vacunos en la tercera fase ruego encarecidamente a los científicos que comiencen a desarrollar las primeras vacas con proteinas verdes fluorescentes, a fin de poder divisar con tiempo suficiente a los orondos ejemplares vacunos cuando invaden las carreteras en noches obscuras y días de niebla cerrada.
Además, puede causar un bonito efecto tomarse un bistec fluorescente en una bonita noche estival. Y si la carne de las vacas tratadas de esta manera no resulta comestible, siempre se la podremos arrojar en filetes a Eminem, ahora que acostumbra a llevarse a la cara carne cruda y tierna.
4 comentarios:
si señor! por fin un articulo de "alta ciecia" en este blog casi siempre dedicado al amarillismo mas hearstiano....congrats!(y la foto de eminem, aunque ensayada, treme-bun-da!)
A ese bocado de carne jugosa faltaría regarlo con un buen tinto...
Yo lo acompañaría con un plato de habas y un buen chianti!!
eres un LECTER total!
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