Fin de semana en la Siberia

Ni el plan mejor diseñado en la vida real llega a producirse al cien por cien, hace poco reseñaba como el destino, siempre aplica su curioso rasero o como el detalle más insignificante trastoca todo un planteamiento.

El fin de semana estaba planificado al milímetro, pero el azar, las ganas de juntarnos , el calor del momento, la chimenea encendida vete a saber que provocó que la primera noche se convirtiera en un autentico trasiego de liquido, espumoso o destilado acabando prácticamente con las existencias, hasta las seis de la mañana hora en la que los últimos gangs nos recogimos, aunque la noche, o la madrugada, según se vea no estaba para dormir y un servidor a las tres horas, se despertó y como no es cuestión estar solo despertar al pelao antes de las doce es un asunto casi obligatorio. Pero el pelao es hueso duro y mas aun cuando se le propone desayuno rural a base de tostadas con tomate ajo aceite y jamón extremeño y así nos dimos un paseo en el que intercambiamos bromas y recuerdos de antaño, en el despertar de un pueblo.

El error tal vez fue no dormir, ya que la excursión al castillo fue sorprendente y agotadora a la vez, nunca tan pocos lucharon contra tantas tijeretas a la vez y digo error pq el alcohol se sube pronto a la cabeza, y mas aun cuando has dormido poco y así nos paso que de dormir poco beber mas y comer lo justo uno se va de todo, y acaba durmiéndose a las 9 después de preparar las lubinas prometidas.

Eso si el recorrido por Trujillo fue espectacular así como su comida y secretos descubiertos por el pelao, alguien sabría decirme el escudo de que equipo de fútbol colaron en el vértice de este palacete en su remodelación????

En fin un finde semana que empezó a cien y acabamos sin gasolina, eso si siempre podremos afirmar que otra cosa no pero amigos, para eso estamos

P.D.; Lastima de foto a la barbacoa Pelado, la tenia preparada pero se fue, habrías estado orgulloso de nosotros en la preparación del asado, os dejo en cambio una de la plaza de Trujillo