La soledad del corredor de fondo. La película. La crítica.

1962. Un joven de barrio obrero de Nottingham es ingresado en un reformatorio tras un robo con escalo en una panadería. Allí tropezará con los problemas típicos de estos establecimientos, pero comenzará a practicar deporte, especializándose en la carrera de larga distancia, mientras recuerda todos los hechos que le han llevado hasta esta institución penitenciaria. Todo terminará decidiéndose en una última carrera de cross. 寂寞的长途亚军

Quería ver esta película, aunque sólo fuera por el título. Amena y sorprendente película del llamado Free Cinema, que viene a ser la Nouvelle Vague inglesa, movimiento cinéfalo de los años 50 y 60. Personajes del pueblo, historias de lo cotidiano, la realidad sin tapujos. Aquí un joven (el Tom Courtenay de los Yo la Tengo) que comienza a hacer sus pinitos en la pequeña delincuencia es encerrado en un reformatorio de esos de férrea disciplina inglesa. Allí se pegará con los típicos matones, tendrá que comer la misma asquerosa comida inglesa que comería en su casa de un barrio obrero de Nottingham, pero por lo menos puede organizar protestas en plan carcelero. Y también comenzará a practicar la prueba atlética del cross, no se sabe si como camino de redención o en forma de huída a ninguna parte. (Mejor ver la película). Además nos muestra en continuos flash-backs su vida antes de entrar en el correccional. 長距離ランナーの孤独 映画

En aquellos tiempos (la película es del año 1962) con 500 pesetas uno podía invitar al cine a su novia, llenar el depósito de diesel, y con las vueltas comprarse un traje. Las madres de las barriadas obreras de Nottingham gustaban de mostrar los dos dedos tañedores de arcos en señal de desaprobación ante acreedores y polis entrometidos. Y a los operarios que se dejaban la vida en la factoría les liquidaban 500 libras a su fallecimiento.

Solamente añadir que este Tom Courtenay nació en la fea ciudad de Hull, patria chica también de los Housemartins, los chicos duros de la sosa ciudad de Yorkshire.