Además, una cosa a lo grande, entradas en la tribuna cubierta donde se suelen sentar los socios del Atleti, a razón de 143,5o euretes la unidad. Justo me senté con un argentino de Mendoza pero afincado en España. Y yo no soy de los incondicionales de los "balas perdidas", pero comprendo que son una leyenda del rock que hay que evitar perderse. A estas alturas la gente no sabe si esperar a un conjunto de viejos achacosos y medio comatosos, que se han reunido por el dinero, arrastrándose por el escenario, o bien a la mejor banda de rock de todos los tiempos montando un circo de primera.
De teloneros prepararon el festejo los Jet, potente banda de rock con algunos buenos pelotazos y su bomba "Are you gonna be my girl". Las ganas de agradar provocaron la rotura de alguna cuerda de la guitarra de Nick Caster.
Y a la hora del crepúsculo, la aparición de Sus Satánicas Majestades. Unos fuegos de artificio, y Mick Jagger bailando y cantando "Start me up", una de mis favoritas. Mick en plena forma, comiéndose el gigantesco y futurista escenario y metiéndose al populacho en el bolsillo con algunas frases en español, pidiendo disculpas por anteriores anulaciones de conciertos y comentando lo bien que se lo está pasando. Continuó con "Let's spend the night together" y con "She's so cold" (fantástica canción). Me pareció un comienzo apabullante. Después continuó la cosa con un homenaje a Ray Charles, en la que una cantante negra muy rumbosa dio la réplica a la voz y el bailoteo de un pegajoso Mick, que se arrimaba a la moza en plan lambada, venga palmada en el culo, venga meneito. Bromeó con ella en español (bonito vestido, ¿lo has comprado en el Rastro?) y posteriormente presentó a la extensa banda que arropa a los Stones en la gira. Con la presentación de Keith, Ronnie y Charlie llega la cosa al paroxismo. Charlie Watts, el batería, es un tipo al que le pones un traje y le puedes llevar a cualquier sitio. Un sexagenario serio y formal. En cambio Ronnie y Keith están muy pasados. Anoche parecían haberse pasado de copas y de otras cositas, y no estuvieron muy en forma. Menos mal que Mick Jagger fue capaz de llevar todo el ritmo del concierto y no defraudar demasiado a los seguidores de la banda. Se marcaron un par de canciones entre los dos, con Mr. Cocotero a un paso de caerse de culo en una ocasión en que se quería poner en cuclillas, y Ron Wood luciendo figura estilo Antonio Vega (ex-Nacha Pop).
Bueno, el espectáculo continuó con la banda en un trenecillo que les condujo desde el fondo norte hasta la línea de medios del campo contrario, sin dejar de tocar, entre el delirio de los presentes. Allí, en otro escenario, tocaron Satisfaction y Honky Tonk woman, para volver por donde habían venido, hasta el escenario principal donde les esperaba una lengua hinchable gigante para recibirles.
Y Mick corriendo todo lo que sus compañeros (el Pirata y Antonio Vega) no pueden. Se hace el mismo recorrido que el trenecito, pero corriendo y cantando. He visto a Figo en este mismo estadio durante 90 minutos correr muchísimo menos que el cantante de los Rolling. Todavía quedaban por tocar algunas de las grandes: Sympathy for the devil (simpatía por el débil), Paint it black, Jumpin' Jack Flash... para cerrar con Brown Sugar, más tracas, más petardos, y más pirotecnia. En total poco más de dos horas de espectáculo. Yo en particular me quedé con ganas de Angie y Time is on my side...
Supongo que me habré dejado cosas importantes en esta apresurada crónica. por si las moscas, os dejo Aquí y aquí alguna noticia del evento en periódicos digitales.
Pero se comprende la banalidad de todo esto al enterarse que al día siguiente han muerto 2 trabajadores en el Calderón durante el desmontaje del escenario del concierto... El espectáculo debe continuar, pero ¿a qué precio?.