Del origen legendario del asado

En tiempos pretéritos, cuando el hombre ya había descubierto el fuego, pero todavía no se sabía muy bien para qué podía servir eso, en una ocasión en que se estaba ofreciendo la inmolación de una vaca a los dioses, para lo cual habían aplicado fuego al animal sacrificado con el objeto de que los efluvios desprendidos por éste ascendieran al cielo donde la pléyade de deidades se regalaba comiendo uvas, tocando la cítara, se dejaba abanicar por huríes, y todas esas cosas que hacen los dioses de la antigüedad, un trozo de la vaca se cayó de la pira, y cuando un tipo lo recogió para devolverlo a su lugar, y al quemarse por lo caliente que estaba el cacho carne, se llevó los dedos a la boca, y al chupárselos, exclamó

¡BARBACOA!

Fuente: un día un tipo con una chaqueta a cuadros lo dijo en la tele. Por lo menos eso me pareció que decía...